5 motivos para volver a Burdeos

Burdeos fue elegido en febrero como «mejor destino europeo 2015» y atrae cada año a más de 5 millones de visitantes que se dejan seducir por una maravillosa forma de vida fuera de lo habitual. En esta ocasión, te damos 5 razones para (re)descubrir esta ciudad que no dejará de sorprenderte y que contiene más de una maravilla para todos aquellos que se tomen el tiempo de descubrirla.

 

  • Los viñedos

vignoble bordelais

Burdeos está rodeado de viñedos, literalmente; es imposible llegar hasta allí sin haber visto al menos una viña. Más de 110 000 hectáreas para una gran cantidad de sabores que harán las delicias de la nariz de los más exquisitos y de los neófitos que deseen iniciarse en este mundo.

 

  • Burdeos, el paraíso de los gourmets

huitres d'arcachon

Mundialmente conocido por la calidad de sus ostras, el parque de ostras de Arcachón (a una hora de Burdeos) ofrece las mejores degustaciones de ostras recién cosechadas. Lejos de ser menos, las muchas otras especialidades girondinas, como el caviar de Aquitania, el entrecot de Burdeos, el foie gras o el grenier médocain, una variedad de embutido local, harán las delicias de todas las papilas gustativas.

 

  • El Puerto de la luna

Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 2007, el Puerto de la Luna es el apodo que recibe el puerto de Burdeos. Este apodo proviene del amplio meandro trazado por el Garona a su paso por la ciudad, que incluso dejó su huella en el escudo de armas de la misma. Además de ser todo un símbolo para los habitantes de Burdeos, es, sobre todo, un lugar privilegiado para disfrutar de pícnics, paseos y cruceros.

 

  • El espejo de agua más grande del mundo

La Place de la Bourse de Burdeos alberga el espejo de agua más grande del mundo. Esta obra de arte en el suelo, que alterna entre espejo y bruma, resulta un lugar de juegos mágico para niños, un espacio refrescante para pasear y una increíble fuente de inspiración para los fotógrafos.

 

  • El puente de piedra

200 años de antigüedad y casi 500 metros de largo, construido por orden del propio Napoleón I, sus 17 arcos corresponden a las 17 letras de Napoleón Bonaparte. Durante mucho tiempo, fue la única manera que tenían los residentes de Burdeos para trasladarse de una orilla a otra, lo cual explica el lugar que ocupa aún hoy en día en la vida cotidiana de Burdeos.

 

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